El planteamiento narrativo de David Foenkinos en su intento de realizar una “autobiografía” de John Lennon, era ponerle en el diván de una psicoanalista vecina en el edificio Dakota de Nueva York, donde el líder de Los Beatles viviría sus últimos meses de vida acompañado de Yoko Ono y su hijo Sean. Allí en dieciocho sesiones de análisis aparecerá el Lennon que el escritor francés ha rastreado durante toda su vida; un Lennon muy alejado de esa última imagen del hombre pacífico de “Imagine” que transmitía en sus últimos trabajos. La primera confesión imaginada por Foenkinos nos da la primera pista de por dónde irán las sesiones: “Cuando coincidimos en el ascensor me mira usted de una manera extraña, con una neutralidad total. La gente lleva quince años mirándome raro. Ser yo supone no tener delante jamás a una persona normal”.
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También es el hombre enamorado, recuperado y salvado para la vida por Yoko Ono: -“Si no hubiera sido por ella, John hubiera muerto a los veintisiete años”, afirma el autor, que sin ninguna duda absuelve a Yoko Ono de ese pecado fundamental que le han achacado los fans de Los Beatles desde que apareció en la vida de John. El hombre con un sentimiento continuo de culpa que parece encontrar en la vida sencilla familiar de sus últimos tiempos la redención de todos sus males.
Y todo eso contado en las viñetas en blanco y negro con una claridad narrativa que muchas veces se echa en falta en este medio en el que a veces el dibujante y el guionista se dejan llevar por el impulso de hacer otra cosa distinta a lo que es contar una historia con rigor.
David Foenkinos, que declaró que no tenía ninguna intención de que su autobiografía novelada se adaptara al cine, ha acertado de pleno con este cuidado cómic que incitará a más de dos lectores a ir al original. Un acierto muy recomendable. www.eldigitalcastillalamancha.es