viernes, 30 de julio de 2010

Los Beatles siguen siendo un negocio millonario


Hace medio siglo nació el grupo que marcó el rock para el resto de su historia: los Beatles. El cuarteto de Liverpool plantó sus raíces en los jóvenes de entonces y en las generaciones posteriores, hasta la actual. Con tan sólo una década de vida llenó a la humanidad de símbolos que aún perduran. Fueron, son y serán un ícono de rebeldía, amor y paz (“Los Beatles somos más populares que Jesucristo”, dijera un Lennon irreverente).

Hoy, a cuarenta años de separados y muertos dos de ellos, son un negocio millonario. “Los Beatles a la zaga”, aseguraba Forbes, la revista que todo lo mide en millones de dólares, al publicar la macabra lista de las 13 celebridades fallecidas que disputan el cetro de ingresos, como una muestra de que la muerte no representa ningún obstáculo para producir dinero.

Esta semana, la casa londinense Bonhams anunció que subastará un piano con manchas de café y quemado por cigarrillos, del que se desprende el estudio Abbey Road y utilizado por los Beatles. El maltrecho piano vertical de marca Challen, que se espera alcance un precio de venta de medio millón de dólares, fue utilizado por el cuarteto de Liverpool para grabar en 1966 Paperback Writer y Tomorow Never Knows, entre otros éxitos.

El piano también fue utilizado por el legendario grupo Pink Floyd en 1973 para grabar Dark Side of the Moon, considerado el LP más exitoso en la historia del rock. “El piano fue usado y abusado por los Beatles, lo que le da cierto carácter y valor”, dijo Stephen Maycock, consultor y especialista en objetos de interés de Bonhams.

Así, según aquel listado de Forbes, entre Elvis Presley, Yves Saint Laurent, Michael Jackson, Tolkien, Einstein y Warhol, John Lennon y George Harrison son los muertos que más cotizan.

Muertos y vivos, en conjunto, como antaño, cuando integraban el cuarteto más popular del mundo, los Beatles quizá tengan oportunidad de escalar en esta lista de vanidades, muertas, al darse a conocer la reciente edición del disco doble Live At The Star Club, un material inédito grabado en vivo en 1962 en ese club de Hamburgo (Alemania) que les dio su empujón inicial hacia la fama mundial.

Esta colección incluye versiones inéditas de Hank Williams (Lovesick Blues) y de Maurice Williams (Do You Believe), entre otras canciones como Twist and Shout, I Saw Her Standing There, Hippy Hippy Shake, A Taste of Honey, Money y Ask Me Why.

Después de tocar por dos años en diversos clubes de Hamburgo, el ingreso de los Beatles a la venta de disco se inició en 1962 con Love Me Do, disparo de salida a la carrera musical más popular jamás conocida, aún en nuestros días. George Martin les dio la oportunidad en Parlophone, filial de EMI en Inglaterra que empezó a dirigir en 1955 cuando distribuía música clásica y grabaciones cómicas.

En 1962 estaba a punto de ser cerrada cuando Brian Epstein, manager de los Beatles, convenció a Martin de que les grabara un sencillo para convertirse así en la compañía distribuidora de los discos del cuarteto de Liverpool y George en su productor.

Los Beatles son un paradigma musical que nunca conocerá el olvido. El grupo transcendió razas, sexo, edad y fronteras a tal grado que hubo un momento en que casi todos los habitantes del planeta sabían de ellos y cantaban sus canciones. Corrían los años sesenta y el mundo era una convulsión. Entonces llegaron los Beatles con sus proclamas musicales en contra del establishment mundial, contra ciertas formas de gobierno y contra las guerras, sobre todo, y en favor del amor y la paz.

Era como una respuesta esperada, un desahogo para el sentimiento frustrado, una cura para las penas; era un grito de libertad. Y no obstante que el grupo se mantuvo unido sólo por casi una década, los Beatles dieron pie al nacimiento y desarrollo del fenómeno fans tal y como hoy se conoce. Por eso se quedaron para siempre.

La beatlemanía se habría de convertir en la filosofía del ser libre y los Beatles en los gurús de todos los jóvenes del mundo. John, Paul, Ringo y George no eran sólo los nombres de cuatro músicos, sino un marco de referencia para ser, el esquema a seguir, una actitud de vida.

Entonces, la llegada del Mesías podía esperar, porque con los Beatles la vida es bella. Los cuatro muchachos rebeldes de Liverpool se hacen ricos y famosos. Luego se vuelven millonarios. Sus fotografías adornan las paredes, las mesitas de noche de las jovencitas y todo aquel espacio donde quepa un ícono. Viajan en Rolls Royce y en Boeing. Los grandes profetas escuchan sus canciones. La Reina de Inglaterra los hace Lores. El mundo entero está a sus pies.

Pero nunca faltan los peros. Poco a poco, la aventura se habrá de convertir en tragedia. Nadie ignora ya el drama ni ellos buscan discreción. Siguen grabando y se mantienen en pie gracias a los intereses multimillonarios que representa cada letra, cada acorde, cada salida a escena, cada paso que dan. Pese al indiscutible éxito del memorable cuarteto de Liverpool, las controversias entre sus integrantes son cada vez más patentes.

El liderazgo siempre fue motivo de disputa, sobre todo entre John Lennon y Paul McCartney, conflicto en el que George Harrison, fiel a su carácter reservado y con en una línea de bajo perfil, prefería mantenerse al margen y orientar toda su energía a la composición musical. Ringo Starr siempre fue una figura gris e intermedia cuya opinión no era relevante en las grandes decisiones.

Intrigas, celos, hastío, pugnas por el poder, las buenas y malas artes de los integrantes del más grande conjunto musical de todos los tiempos desembocaron en el adiós definitivo un 10 de abril de 1970. Sin embargo, por intereses de la disquera, un año después de la separación, cansados y desamparados, todavía grabaron, con apatía pero con un gran interés por los dividendos, el álbum Let It Be.

Pero ya estaban muerto: con las bolsas llenas de millones de dólares, Los Beatles emprendían su camino a la zaga hasta llegar a la lista de Forbes, aún muertos. Y es que como publicara MTV en su página web: “No importa, no hay material nuevo, entonces comencemos a subastar la memorabilia beatle que anda juntando polvo en algún garage. Primero, y quizás lo más significativo, fue un manuscrito de John Lennon. Y no cualquier manuscrito, estamos hablando de la letra de Give Peace a Chance, himno fundamental en la carrera de Lennon etapa post Liverpool. El importante trozo de papel alcanzó los 830 mil dólares. Por otra parte, ustedes recordarán aquel viejo vinilo que sus padres atesoran entre sus recuerdos favoritos: el multiconocido Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band. En aquella tapa, sin dudas la más lograda en la historia del rock, aparecía una batería con el nombre de aquella histórica obra. Bueno, la suma en cuestión rondó el millón de dólares. Para los próximos eventos de subastas beatles podrán encontrar la ropa interior de Ringo, un zapato jamás usado por George, un cepillo de dientes sin uso de Paul y el control remoto que Lennon jamás usó en su hogar de Nueva York. Estén atentos”. 2neweb.com | Luis Gastélum

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