jueves, 10 de noviembre de 2011

La visión de Scorsese sobre George Harrison

Los últimos años de la vida del guitarrista de los Beatles transcurrieron en el ámbito doméstico, en la privacidad de su inmensa casa de campo rodeada de hermosos jardines que él mismo diseñaba y cuidaba. Esa es la parte más íntima de la curiosa mirada del director sobre la vida del músico, pero también es el final, los últimos años de Harrison antes de fallecer de cáncer en noviembre de 2001.

Para llegar hasta ese George hay que conocer a muchos otros. Al chico adolescente que quería hacer música, al hábil guitarrista que emigró a Hamburgo junto a John y Paul para tocar en los bares del puerto, al amigo de todos, al George dulce e irascible, al divertido. Luego vendría el estrellato con los Beatles, pero un estrellato como el que pocos han conocido. Más tarde la fama, el dinero, el primer matrimonio, los deseos cumplidos, los caprichos, el divorcio... Todos ellos formaban los distintos rostros de un mismo personaje.

Cuando George alcanzó todo ello descubrió que aquello no era suficiente, no era lo que necesitaba. En ese momento comenzó una búsqueda espiritual que le llevaría toda la vida. Un misticismo que enfrentaría sus dos mundos; el espiritual que ubicaba en la India y el de estrella de la música que había conquistado el mundo.

Dividido en dos partes, el documental se estructura en la etapa junto a los Beatles -con su lucha por crecer artísticamente- y la vida tras la banda, en la que se enfrenta a un nuevo mundo sin barreras ni límites. La primera parte presenta una fotografía hermosa y unos testimonios íntimos de personajes como Ringo, Paul, Yoko Ono o Eric Clapton, pero muestra una visión ya conocida para los seguidores de los Beatles, que han visto dibujada esa historia con infinidad de plumillas, aunque no por ello carece de interés.

La segunda parte de este documental, que roza las cuatro horas, se adentra en la esencia de George y en lo que anhelaba como ser humano ajeno al peso de su nombre. Esa parte muestra el lado menos conocido del músico, su búsqueda por entender el mundo y por hallar la paz y el equilibrio. También retrata su despegue artístico tras dejar atrás a sus compañeros de banda. Tras el final de los Beatles, George abriría ese cajón donde se habían ido acumulando decenas de canciones con el paso del tiempo y comenzaría su propia trayectoria. Una etapa marcada por personajes como el maestro del sitar Ravi Shankar, el Maharishi o los Hare Krishnas.

La historia de George Harrison se va contando con un ritmo ágil a través de testimonios, entrevistas y material de archivo de Olivia Harrison, viuda del músico y productora del documental. A través de todos estos recuerdos se va mostrando la cara más oculta del músico. Su pasión por los coches y la jardinería, su personal sentido del humor, su afición por el cine de los Monthy Phyton o su incondicional amistad con decenas de sus grandes amigos.

En 1987, tras la publicación del aplaudido Clould Nine, Harrison se retiró de la música. Tras su muerte se editaría Brainwashed, el álbum en el que trabajaba en el momento de su muerte y que fue finalizado por su hijo Dhani. En esos años la prensa compararía a Harrison con el director de cine Howard Hughes por su ostracismo voluntario. El asalto a su casa y el intento de asesinato que sufrió en 1999, y el cáncer que se le detectó en 1997 tuvieron mucho que ver en ese distanciamiento con el mundo artístico.

La segunda parte de Living in the material world incide en esa cara del músico. El rostro que obsesionaba a Scorsese, la cara personal de un hombre con un gran mundo interior, una increíble historia y una notable evolución tanto artística como humana. Ese es el retrato que ha pintado Scorsese, un dibujo amable pero complejo, que se suma a la lista de músicos, artistas, bandas y géneros a los que ha rendido tributo el director. www.cadenaser.com

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