La calle Savile Row es mundialmente conocida como el lugar donde se llevó a cabo el último concierto de The Beatles el 30 de enero de 1969.
En ese lugar, la legendaria banda de Liverpool toco en la azotea del número 3 de esa calle.
Después de que comenzó el recital, los vecinos se quejaron del excesivo ruido y llamaron a la policía y así terminaba la trayectoria del ‘Cuarteto de Liverpool’.
Sin embargo, la calle Savile Row, no solamente es famosa por este acontecimiento cultural, sino que pertenece a uno distritos más distinguidos de la ciudad de Londres.
En el distrito de Mayfair, donde se encuentra esta calle, están las mejores tiendas de moda de la ciudad.
Y precisamente en Savile Row es mundialmente conocida por tener las sastrerías más tradicionales y exclusivas del mundo. Incluso es conocida como ‘The Golden mile of tailoring’, la milla de oro de la sastrería.
La calle fue construida en el siglo XVIII y su nombre conmemora a Lady Dorothy Savile, la esposa del arquitecto Lord Burlington. A principios del siglo XIX la aristocracia de la ciudad concedió gran importancia a la vestimenta masculina, donde incluso se dio origen al término de dandi.
Ante este panorama, George ‘Beau’ Brummel, hizo que muchos sastres se concentraran en una sola zona, en Cork Street, y con el paso del tiempo, los sastres ocuparon la calle de Savile Row.Desde entonces Savile Row conserva la tradición y distinción de ser la calle de los mejores sastres.
Cada una de las sastrerías tiene una gran lista de personalidades a las que han atendido o confeccionado al menos un traje.
Entre las personalidades que han pasado por esta calle se encuentran, el Príncipe Carlos, Alberto de Mónaco, Napoleón III, Winston Churchill, Charles de Gaulle. Además de luminarias del deporte y el espectáculo como Fred Astaire, Roger Moore, Muhhamad Alí o Daniel Craig.
Hoy en día, las sastrerías de la calle Savile Row realizan cerca de 10 mil trajes al año y facturan cerca de 30 millones de euros al año. Un traje de Saville Row cuesta entre mil 500 y 3 mil euros, en pesos entre 35 mil a 70 mil pesos mexicanos. www.aztecanoticias.com.mx
martes, 31 de enero de 2017
jueves, 19 de enero de 2017
Muere Magic Alex
Yanni Alexis Mardas, autoproclamado inventor y experto en seguridad, fue encontrado muerto el viernes 13 de enero en su piso de la calle Kanari, en Kolonaki, el barrio comercial de Atenas. Mardas, que tenía 74 años, sufría de neumonía; su fallecimiento debió ocurrir varios días antes.
Mardas ha pasado a la historia como Magic Alex, un apodo que le colocó John Lennon. Se había introducido en el círculo de los Beatles en 1966, tras poner en circulación su nothing box, una caja con luces que se encendían y se apagaban de forma aleatoria, sin posibilidad de apagarlas, supuestamente un buen complemento para los viajes con LSD.
Hasta entonces, Mardas se ganaba la vida arreglando televisores pero tenía labia y embaucó a los Beatles con sus ideas de desarrollar una pintura que cambiara de color o que invisibilizara cualquier objeto, por no hablar de un sol artificial o un campo de fuerza que rechazara a los intrusos. Algunas ocurrencias, es cierto, se adelantaban a su tiempo: estaba detrás de un teléfono que respondiera a la voz de su dueño y que identificara las llamadas entrantes; también especuló con introducir una señal inaudible que impediría que se pudieran hacer copias caseras de los discos.
Entusiasmados, los Beatles le pusieron a sueldo y, en 1968, le colocaron al frente de Apple Electronics, con el añadido de un paquete de acciones. Estaba en el meollo del pop; a su boda acudieron Lennon, George Harrison y Donovan. Se implicó tanto en las intimidades del grupo que participó en tareas repugnantes, como el encargo de emborrachar y seducir a la esposa de John, Cynthia Lennon; se pretendía que ella no planteara objeciones al inevitable divorcio, tras la llegada de Yoko Ono.
Incluso alentó a que los Beatles compraran una pequeña isla griega, para que materializaran una fantasía juvenil, a lo Guillermo Brown, de los cuatro de Liverpool. Aparentemente, no advirtieron la incoherencia (¡y el peligro!) de pasar largas temporadas viviendo bajo una dictadura de extrema derecha. Mardas aseguraba que nada había que temer: su padre era un alto funcionario de la policía y simpatizaba con los coroneles golpistas.
Inevitablemente, Magic Alex quedó en evidencia. Siempre podía alegar que estaba en fase de experimentación de sus invenciones, pero en 1968 prometió a los Beatles algo muy específico: diseñar un estudio de 72 pistas en el edificio de Apple Corps; el estándar de la industria musical eran las consolas de 8 pistas.
Cuando los Beatles entraron en aquel sótano, descubrieron que nada funcionaba, y eso que el plan original había sido reducido a una máquina de 16 pistas; el estudio ni siquiera tenía aislamiento acústico. Hubo que recurrir al fiel George Martin, bajo cuyas órdenes se instalaron dos eficientes grabadoras de 4 pistas prestadas por EMI. Con todo, Mardas se enquistó en su ficción de que Apple Electronics era una empresa prometedora; sólo fue despedido en 1969, cuando llegó Allen Klein, el implacable nuevo mánager de los Beatles.
Ya en los setenta, Mardas demostró ampliamente que su capacidad para engatusar no se limitaba a las estrellas del pop. A través de Constantino II, depuesto rey de Grecia, ofreció sus sistemas de protección en diferentes países. El entonces príncipe Juan Carlos de Borbón pidió que le blindara un coche pequeño de su propiedad; Mardas fue incapaz de realizar el encargo. Posteriormente, intentó venderle un Range Rover tan acorazado que resultaba difícil de conducir por las carreteras de Mallorca.
Mardas prefería ofertar coches nuevos de alta gama, cuyo precio se multiplicaba gracias a misteriosos procesos que garantizaban que resistirían granadas y proyectiles. Se suponía que detrás de sus negocios, con nombres como Alcom Devices, estaba el Sha de Persia, que adquirió varios modelos. Otros mandatarios fueron más desconfiados. Los guardaespaldas británicos del sultán de Omán pusieron a prueba uno de los Mercedes que Mardas había “protegido”: el vehículo explosionó. Una prueba similar, a petición del rey Husein de Jordania, reveló que no aguantaban una lluvia de balas.
Mardas desapareció en el mundo nebuloso de la seguridad privada y el antiterrorismo. Muy celoso de su reputación, emprendió querellas por difamación contra medios periodísticos en el Reino Unido y Estados Unidos que le retrataban como un estafador; en algún caso, consiguió indemnizaciones y retractaciones, alegando que él nunca había prometido aquellos fabulosos inventos (técnicamente, estaba en lo cierto: fueron los propios Beatles quienes alardearon de sus proyectos). En 2004, sacó a subasta en Christie’s algunos de los regalos de Lennon que conservaba, incluyendo dibujos y una guitarra Vox. Prometió entregar lo recaudado a organizaciones caritativas pero se perdió el rastro del dinero. elpais.com
Mardas ha pasado a la historia como Magic Alex, un apodo que le colocó John Lennon. Se había introducido en el círculo de los Beatles en 1966, tras poner en circulación su nothing box, una caja con luces que se encendían y se apagaban de forma aleatoria, sin posibilidad de apagarlas, supuestamente un buen complemento para los viajes con LSD.
Hasta entonces, Mardas se ganaba la vida arreglando televisores pero tenía labia y embaucó a los Beatles con sus ideas de desarrollar una pintura que cambiara de color o que invisibilizara cualquier objeto, por no hablar de un sol artificial o un campo de fuerza que rechazara a los intrusos. Algunas ocurrencias, es cierto, se adelantaban a su tiempo: estaba detrás de un teléfono que respondiera a la voz de su dueño y que identificara las llamadas entrantes; también especuló con introducir una señal inaudible que impediría que se pudieran hacer copias caseras de los discos.
Entusiasmados, los Beatles le pusieron a sueldo y, en 1968, le colocaron al frente de Apple Electronics, con el añadido de un paquete de acciones. Estaba en el meollo del pop; a su boda acudieron Lennon, George Harrison y Donovan. Se implicó tanto en las intimidades del grupo que participó en tareas repugnantes, como el encargo de emborrachar y seducir a la esposa de John, Cynthia Lennon; se pretendía que ella no planteara objeciones al inevitable divorcio, tras la llegada de Yoko Ono.
Incluso alentó a que los Beatles compraran una pequeña isla griega, para que materializaran una fantasía juvenil, a lo Guillermo Brown, de los cuatro de Liverpool. Aparentemente, no advirtieron la incoherencia (¡y el peligro!) de pasar largas temporadas viviendo bajo una dictadura de extrema derecha. Mardas aseguraba que nada había que temer: su padre era un alto funcionario de la policía y simpatizaba con los coroneles golpistas.
Inevitablemente, Magic Alex quedó en evidencia. Siempre podía alegar que estaba en fase de experimentación de sus invenciones, pero en 1968 prometió a los Beatles algo muy específico: diseñar un estudio de 72 pistas en el edificio de Apple Corps; el estándar de la industria musical eran las consolas de 8 pistas.
Cuando los Beatles entraron en aquel sótano, descubrieron que nada funcionaba, y eso que el plan original había sido reducido a una máquina de 16 pistas; el estudio ni siquiera tenía aislamiento acústico. Hubo que recurrir al fiel George Martin, bajo cuyas órdenes se instalaron dos eficientes grabadoras de 4 pistas prestadas por EMI. Con todo, Mardas se enquistó en su ficción de que Apple Electronics era una empresa prometedora; sólo fue despedido en 1969, cuando llegó Allen Klein, el implacable nuevo mánager de los Beatles.
Ya en los setenta, Mardas demostró ampliamente que su capacidad para engatusar no se limitaba a las estrellas del pop. A través de Constantino II, depuesto rey de Grecia, ofreció sus sistemas de protección en diferentes países. El entonces príncipe Juan Carlos de Borbón pidió que le blindara un coche pequeño de su propiedad; Mardas fue incapaz de realizar el encargo. Posteriormente, intentó venderle un Range Rover tan acorazado que resultaba difícil de conducir por las carreteras de Mallorca.
Mardas prefería ofertar coches nuevos de alta gama, cuyo precio se multiplicaba gracias a misteriosos procesos que garantizaban que resistirían granadas y proyectiles. Se suponía que detrás de sus negocios, con nombres como Alcom Devices, estaba el Sha de Persia, que adquirió varios modelos. Otros mandatarios fueron más desconfiados. Los guardaespaldas británicos del sultán de Omán pusieron a prueba uno de los Mercedes que Mardas había “protegido”: el vehículo explosionó. Una prueba similar, a petición del rey Husein de Jordania, reveló que no aguantaban una lluvia de balas.
Mardas desapareció en el mundo nebuloso de la seguridad privada y el antiterrorismo. Muy celoso de su reputación, emprendió querellas por difamación contra medios periodísticos en el Reino Unido y Estados Unidos que le retrataban como un estafador; en algún caso, consiguió indemnizaciones y retractaciones, alegando que él nunca había prometido aquellos fabulosos inventos (técnicamente, estaba en lo cierto: fueron los propios Beatles quienes alardearon de sus proyectos). En 2004, sacó a subasta en Christie’s algunos de los regalos de Lennon que conservaba, incluyendo dibujos y una guitarra Vox. Prometió entregar lo recaudado a organizaciones caritativas pero se perdió el rastro del dinero. elpais.com
McCartney demanda a Sony/ATV
Paul McCartney demandó hoy a Sony y ATV Music Publishing por sus derechos de autor en canciones de los Beatles. TMZ publicó documentos en los que McCartney afirma que readquirirá las canciones en 2018, como se lo permite la ley, pero Sony no aceptó transferir el copyright de las canciones (los mismos que una vez fueron comprados por Michael Jackson) sin una disputa legal previa.
Más tarde, un vocero de McCartney pudo confirmarle a Pitchfork que:
“Paul McCartney demandó hoy en la corte federal de Nueva York a Sony/ATV para confirmar su propiedad de los derechos de autor en las canciones que escribió junto a John Lennon y que grabaron con The Beatles. La demanda está en la Corte del Distrito Sur de Nueva York y lleva el número de caso número 17cv363”.
Esto nace por una ley sancionada en 1976, en la que Estados Unidos le permite a los autores de las canciones anteriores a 1978 reclamar los derechos sus obras a sus sellos discográficos después de 56 años. Es decir que en 2018, McCartney podría tener los derechos, solo dentro del territorio de Estados Unidos y sólo su mitad de las composiciones junto a Lennon. Por su parte, una vocera de Sony declaró que "estamos desilusionados que haya realizado la demanda que creemos que es innecesaria y prematura". www.indiehoy.com | www.adnradio.cl
Más tarde, un vocero de McCartney pudo confirmarle a Pitchfork que:
“Paul McCartney demandó hoy en la corte federal de Nueva York a Sony/ATV para confirmar su propiedad de los derechos de autor en las canciones que escribió junto a John Lennon y que grabaron con The Beatles. La demanda está en la Corte del Distrito Sur de Nueva York y lleva el número de caso número 17cv363”.
Esto nace por una ley sancionada en 1976, en la que Estados Unidos le permite a los autores de las canciones anteriores a 1978 reclamar los derechos sus obras a sus sellos discográficos después de 56 años. Es decir que en 2018, McCartney podría tener los derechos, solo dentro del territorio de Estados Unidos y sólo su mitad de las composiciones junto a Lennon. Por su parte, una vocera de Sony declaró que "estamos desilusionados que haya realizado la demanda que creemos que es innecesaria y prematura". www.indiehoy.com | www.adnradio.cl
George Harrison, en vinilo
El catálogo completo de George Harrison será re-editado en vinilo, a propósito del cumpleaños número 74 del ex Beatle.
Serán 13 los álbumes que integrarán este box set que será lanzado el próximo 24 de febrero, un día antes de que el fallecido artista hubiese cumplido años.
Desde "Wonderwall Music" y "Electronic Sound", discos que lanzó estando en The Beatles, hasta el álbum póstumo "Brainwashed" de 2002 estarán presentes en la edición.
Además de los discos, la colección incluirá una serie de fotografías inéditas del músico en formato de 12 pulgadas.
La celebración por el aniversario de Harrison también se reflejará en el lanzamiento de una edición extendida de su biografía de 1980 "I, Me, Mine". www.cooperativa.cl
Serán 13 los álbumes que integrarán este box set que será lanzado el próximo 24 de febrero, un día antes de que el fallecido artista hubiese cumplido años.
Desde "Wonderwall Music" y "Electronic Sound", discos que lanzó estando en The Beatles, hasta el álbum póstumo "Brainwashed" de 2002 estarán presentes en la edición.
Además de los discos, la colección incluirá una serie de fotografías inéditas del músico en formato de 12 pulgadas.
La celebración por el aniversario de Harrison también se reflejará en el lanzamiento de una edición extendida de su biografía de 1980 "I, Me, Mine". www.cooperativa.cl
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