Se han cumplido ya 50 años de la muerte de
Brian Epstein y nadie sabe lo que ocurrió exactamente aquel sábado 26 de agosto del año 1967, mientras que los
Beatles estaban en Bangor, al norte de
Gales, siguiendo las meditaciones del
Maharishi Mahesh Yogi.
Aparentemente,
Brian Epstein estaba de buen humor por aquellos días, a pesar de que su padre había muerto unas seis semanas antes.
Brian había estado con los
Beatles por última vez cuando fue a verlos a los estudios
Chappell. Exactamente, el miércoles día 23 agosto.
Paul McCartney estaba grabando su canción '
Your mother should know', precisamente la última canción que aparece en la película '
Magical Mystery Tour'.
Brian sabía que los
Beatles se iban de fín de semana a
Gales, con el
Maharishi. George Harrison los había convencido a todos menos a él, tan proclive sólo y estrictamente a las celebraciones ortodoxamente judías. Así que organizó un fín de semana alternativo. Le gustaba pasar días en una casa que tenía Warbleton,en Sussex, a la que llamaba
Kingsley Hill. Así que invitó a sus amigos más fieles. Es decir, su asistente
Peter Brown y a
Geopffrey Ellis, su principal ejecutivo de su organización
NEMS.
Brian había 'alquilado' a unos cuatro 'boys'. Se puso nervioso al ver que no llegaban en aquella tarde tan larga. Así que se enfadó, tomó su maravilloso
Bentley descapotable y regresó a Londres. Curiosamente, los cuatro chicos alquilados se presentaron en
Kingsley Hill pocos minutos después de que se hubiera marchado.
Su amigo
Peter Brown le llamó al día siguiente a su casa de Chapel Street, su mansión en Belgravia, donde los
Beatles habían presentado el '
Sgt. Peppers'. Según la versión de
Brown, a
Brian se le escuchaba como drogado. Trató de convencerle para que regresara a la casa de campo, pero
Epstein le contestó que prefería comer algo, leer su correo y ver el programa '
Juke Box Jury' en televisión, algo así como '
La voz', para que se diga que ahora se inventa algo.
Brian tenía a una pareja española como criados.
Antonio y
María. Los dos hablaban mal inglés, pero al mediodía del domingo día 27 de agosto, al insistir y tocar en la puerta del dormitorio de
Brian y no encontrar respuesta, se pusieron muy nerviosos. Sabían que
Brian había llegado el viernes por la tarde, pero el sábado no tuvieron ni una sóla noticia del manager de los
Beatles. Llamaron entonces a
Peter Brown y al doctor
John Galway. Cuando derribaron la puerta encontraron muerto al "
quinto beatle".
Peter Brown limpió toda la casa de sustancias perversas, para que cuando llegara la policía no encontraran restos de droga o alguna pastilla incriminatoria. Como resultado de la encuesta de la polícia, el investigador dictaminó que la muerte de
Brian Epstein se había producido por haber ingerido seis pastillas de
Carbitral, un fuerte barbitúrico, insuficiente para haberle provocado su deceso, pero mezclado con grandes dosis de alcohol, fue más que suficiente para provocarle la muerte.
Peter Brown, en un libro sobre
Epstein que publicó tiempo después, aseguró que había encontrado una nota de suicidio, en la que
Brian decía que su vida le había desbordado mentalmente. Luego, desmintió que fuese la nota de suicido del día de su muerte, que habría sido otra que escribió antes.
¿Por qué
Brian Epstein estaba sobrepasado mentalmente? Decisivamente, porque su contrato con los
Beatles finalizaba en el mes de septiembre. Como "los chicos" no renovaran,
Brian Epstein no sabría qué hacer con su vida.
Paul McCartney, tan roñoso como siempre, no era partidario de seguir con
Epstein. En parte, tenía razón.
Epstein se había dejado devorar por
Dick James, un tiburón de las editoriales musicales, permitiendo que se hiciera con el 40% de los derechos de las canciones de
Lennon y
McCartney, simplemente, por no hacer nada.
Los Beatles, además, cobraban una miseria en
royalties por parte de la
EMI, por culpa de los malos contratos de
Brian. Incluso había cedidos los derechos de marketing y mercadotecnia a un negociante de los Estados Unidos por un pequeño y pobre puñado de dólares.
En enero, el australiano
Robert Stigwood, que lo quería comprar todo en música y llevaba los negocios de
Eric Clapton y los
Bee Gees, había querido entrar también en el negocio de los
Beatles. Puso medio millón de libras esterlinas, que se quedó
Brian y ya estaba dentro de las organización
NEMS de
Epstein.
Pero no era tan sólo la parte económica.
Brian estaba sumergido en una depresión constante, abusaba excesivamente de las anfetaminas y perdía inmensas cantidades de dinero en el juego, en su favorito, en el '
chemin de fer', en el
Casino o
Club Clermont, donde jugaban los famosos hermanos
Kray, reyes de la mafia inglesa en aquellos días. Por eso, para
Brown pesaba la posibilidad de que los
Kray le asesinaran por deudas de juego. Además,
Brian se había envuelto en algunos escándalos por su arriesgada vida homosexual, incluso con gente del hampa o chulos de chicos jóvenes. Un par de veces corrió el peligro de caer en manos de la policía, porque la homosexualidad en Inglaterra, en el mes de agosto de 1967 estaba todavía castigada con la cárcel. Con toda ironía, un mes más tarde de su muerte, la ley quedaba prescrita.
Francamente,
Brian estaba destruyéndose a sí mismo, en aquel verano del amor del año 1967, en plena gloria de los
Beatles con el '
Sgt. Peppers'. El problema aún se agigantaba más, porque sin giras de los
Beatles, ¿qué le quedaba por hacer como manager? Incluso sabía que
Paul McCartney le había dicho a su entorno que
Brian era pobre hombre de negocios, que se había dejado engañar por las rapaces del negocio musical. Era
John Lennon quien a veces también le trataba brutalmente. Le insultaba con frases como "cerdo judío" o "maricón de mierda".
John Lennon era my agresivo con
Brian. Se portaba con él como un anti semita y homófobo radical. Quizá porque
Brian abusara sexualmente de
John durante aquellas misteriosas vacaciones en Barcelona, en el año 1963, cuando
Lennon todavía era tierno en la fama.
Marianne Faithfull aseguró en el libro de
Debbie Geller, que
Brian se acostó con
John. Esa extraña relación se convirtió en 1991 en una extraña película 'indie' llamada '
The Hours and the Times' . No hace mucho la he vuelto a ver. Hay una escena morbosa con
Brian y
John en la bañera y otra, con los dos en la cama. Nadie se querelló por la película. Ni siquiera
Yoko Ono.
Fue el mismo
John que dijo que sólo un par de años más tarde, los
Beatles, simplemente, colapsaron tras la muerte de
Brian. Aunque también le llamó mal negociante, más teatral, más artista, que administrador.
Al final,
Brian Epstein se hartó de luchar contra la hegemonía de
Paul McCartney, que se sentía el nuevo 'rey midas' del grupo. Al final de su extinción, los
Beatles fueron crueles, devastadores e injustos con su manager, su guía, su orientador celestial. Muy irrespetuosos con el hombre que construyó a los
Beatles, les vistió, les adecentó, les hizo ser artistas, tanto como él. Fue el perfecto
Pigmalion en la historia de la música. El artista que, quizá por su homosexualidad, vio antes que nadie la brutal atracción sexual de los
Beatles, una salvaje fuerza de persuasión. Por eso, fue el '
quinto beatle', el príncipe '
gay' del pop.
El cuerpo de
Brian está enterrado en Aintree, en Long Lane, en una pobre sección, la A y es la tumba H12. Es deprimente el lugar tétrico y pobre. Pero ahí están los restos del hombre que fue uno de los mejores arquitectos artísticos del siglo XX. Su lápida se encuentra en un lugar lúgubre, insoportable.
Julián Ruíz, www.elmundo.es