Desde el barrio de Greenwich Village hasta el Central Park guardan recuerdos de John Lennon, el músico británico que cambió la historia de la música contemporánea
El cantante británico John Lennon pasó los últimos años de su vida en la ciudad de Nueva York, donde ocupaba un departamento en Manhattan en compañía de su esposa Yoko Ono.
Los fanáticos de Lennon conocen bien la trágica historia del líder creativo de The Beatles acaecido el 8 de diciembre de 1980 a manos de Mark David Chapman afuera del edificio de departamentos Dakota, que cumple cadena perpetua en la prisión de Attica, Nueva York.
Lugares neoyorquinos relacionados con el autor de Imagine.
1. Primer departamento de John y Yoko. La propiedad está ubicada en el 105 de Bank Street, en el barrio de Greenwich Village.
2. En el 321 de la Calle 44 John Lennon realizó numerosas grabaciones cuando se ubicaba ahí la compañía Record Plant.
3. La farmacia West Side Pharmacy, ubicado en el 255 de la avenida Columbus alberga un memorial de tributo a John Lennon.
4. El Strawberry Fields Park recibe cotidianamente a admiradores de John Lennon que acuden a ofrecerle ofrendas.
5. A unos pasos del Parque Strawberry Fields, se puede observar el edificio Dakota, donde vivió los últimos site años de su vida el cantautor nacido en Liverpool. www.viveusa.mx
viernes, 24 de julio de 2015
domingo, 12 de julio de 2015
Paul sintió celos a la muerte de John Lennon
Paul McCartney ha confesado en una entrevista con al revista «Esquire», que cuando murió John Lennon (en diciembre se cumplirán 35 años de su asesinato en Nueva York) sintió celos de la reacción de la gente.
«Cuando tirotearon a John fue horrible, pero cuando la gente empezó a decir 'él eran los Beatles' fue aún peor. George, Ringo y yo pensamos 'eh, espera, hace sólo un año éramos todos iguales'. Sí, John era el ingenioso, seguro. Y tras los Beatles hizo trabajos muy buenos, pero también hizo un montón de cosas no tan buenas», dice el músico.
«Comprendí que iba a haber bastante revisionismo, que desde ese momento iba a ser como si John fuera el único. Y eso fue básicamente todo», explica McCartney.
El guitarrista zurdo también tuvo palabras sobre Yoko Ono: «Empezaron a pasar cosas extrañas, como palabras de Yoko diciendo: 'Paul no hacía nada, sólo reservaba el estudio'. Pero bueno, ahora la gente sabe que todo aquello no era cierto». www.abc.es
«Comprendí que iba a haber bastante revisionismo, que desde ese momento iba a ser como si John fuera el único. Y eso fue básicamente todo», explica McCartney.
El guitarrista zurdo también tuvo palabras sobre Yoko Ono: «Empezaron a pasar cosas extrañas, como palabras de Yoko diciendo: 'Paul no hacía nada, sólo reservaba el estudio'. Pero bueno, ahora la gente sabe que todo aquello no era cierto». www.abc.es
miércoles, 1 de julio de 2015
A 50 años de Los Beatles en España
La fecha: 1, 2 y 3 de julio de 1965. Lugar: una España gris y llena de grises. Los testigos: hoy muchos se definen así, pero entonces no fueron tantos los afortunados que estuvieron y vieron a The Beatles en España. Se cumplen 50 años de la única visita que hicieron los de Liverpool a Madrid y Barcelona para dar un concierto histórico y con unas repercusiones sociales que fueron más allá de un gran acontecimiento musical. Mucho se ha contado ya sobre las maniobras de la dictadura para ningunear los conciertos de unos "melenudos" que veían como una amenaza a su puño de hierro, de Torrebruno presentándoles en Las Ventas o de sus imágenes rendidos al folclore español con montera, flamencas y copita de jerez.
Medio siglo después de esta mítica visita, Pedro Costa, Juana Biarnés y José Luis Álvarez recuerdan cómo fueron estos tres días de beatlemanía. El primero les siguió grabando en cine sus pasos por España para hacer un documental para el NoDo que nunca se pudo ver. Lo único que pasó el filtró del régimen fueron los escasos dos minutos de la noticia del 16 de julio mil veces repetida en este tiempo. Sus imágenes inéditas salieron a la luz en el documental ¡Que vienen los Beatles! en 1995, que esta semana se podrá ver en la Filmoteca de Madrid. Juana Biarnés era la única mujer fotoperiodista de España. Fue a cubrir la rueda de prensa de John, Paul, Ringo y George pero no encontró LA foto y les siguió hasta la habitación de su hotel en Barcelona para conseguirla. Álvarez cubrió la información para su revista, Fonorama. Conocía a Brian Epstein, el manager de The Beatles, y fue el único que les entrevistó en su habitación del Hotel Fénix madrileño. El jueves publica en vinilo y CD un disco con una grabación inédita del concierto de Las Ventas que, asegura, registró allí mismo con un magnetofón colocado bajo el escenario. Ellos sí estuvieron con los Beatles.
"Traer a los Beatles a España fue un forcejeo tremendo con la dictadura. No querían que vinieran de ninguna forma. Todas las noticias que salían de ellos en España eran negativas, que si decían que eran más importantes que Dios, que representaban a una juventud sin valores... Francisco Bermúdez, que era uno de los mejores agentes artísticos de la época, consiguió el contrato pero el permiso del ministro de Gobernación, Camilo Alonso Vega -más conocido como don Camulo-, no llegaba. Fue el gobernador de Barcelona el que le convenció diciéndole que Isabel II les acaba de condecorar... [Caballeros de la Orden del Imperio Británico] y vio que era mejor que actuaran a que se publicara que España prohibía a los Beatles", recuerda Costa.
"Pero se volvieron locos desde que aterrizó el avión", añade. De ahí la férrea presencia policial, su 'cautiverio' en el hotel del que no salieron nada más que para tocar, las carísimas entradas entre 75 y 400 pesetas (el salario mínimo eran 60 pesetas) o esas crónicas que afirmaban que habían pasado por España "sin demasiada pena ni demasiada gloria". No se sabe cuánto costó traer al grupo a España, pero se calcula que fueron unos tres millones de pesetas. Álvarez desvela que hace un par de meses ha sabido que Raphael, que también era representado de Bermúdez, le ayudó a sufragar los gastos ante el menosprecio de la dictadura y la nula publicidad del concierto.
Los Beatles llegaron al aeropuerto de Barajas el 1 de julio. Había fans esperándoles pero les llevaron por otros pasillos y salidas para evitar esas escenas de histeria y gritos que llegaban del exterior. Fueron directos a las habitaciones 111 y 112 del Hotel Fénix de Madrid, donde por la tarde tuvo lugar una rueda de prensa a la que sólo podían asistir periodistas con carné del régimen. "Lo de la rueda de prensa fue penoso. El único periodista musical era José Luis Álvarez, el resto eran reporteros que les preguntaban si se iban a cortar el pelo y lo tenían asegurado, qué pensaban de El Cordobés y cosas así. Yo pensaba que estábamos dando una imagen penosísima entre eso y las hermanas Hurtado vestidas de flamencas con las botas de jerez que Miguel Primo de Rivera y Urquijo, que era alcalde de Jerez, llevó", rememora Costa.
La única fotógrafa de esa rueda de prensa fue Juana Biarnés. Iba con Jesús Hermida. "Fueron súper amables. Han pasado 50 años y después de esos conciertos fueron creciendo y adquirieron mucha más importancia, pero en aquel momento todavía eran unos chicos sencillos", explica. "Hicimos las fotos y cuando terminó la rueda de prensa, sentí que no tenía la foto. Mi padre, que fue mi maestro, me había inculcado que cuando se hacía un reportaje tenía que estar LA foto que se diferencia de los demás y explica el hecho, y no la tenía. No me quedé contenta. Aunque ya llevaba tres años en Pueblo, no dejaba de ser la mujer y yo misma me proponía demostrar que podía hacer lo mismo o mejor que los hombres. Así que fue cuando intenté hacer algo diferente".
Pero antes, José Luis Álvarez pudo subir a su habitación para entrevistarles. Fue la única entrevista que dieron en España y la consiguió porque conocía a Epstein de Sevilla. En ese encuentro previo, recuerda, "me preguntaba insistentemente que si venían a España iban a triunfar. Yo le decía que por supuesto. Su duda era que mientras en el resto del mundo vendían miles de discos, en España sólo 3.500 y él, que era un nombre de cálculos, no veía que fuera rentable. Le expliqué que en España había censados 1.500 tocadiscos, por lo que había 2.000 personas que habían comprado un disco sin poder escucharlo y que todos les oían en los guateques los fines de semana". "Que vinieran los Beatles fue un regalo de Epstein a España porque era un país al que le tenía mucho cariño", dice.
'No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí charlar con ellos era algo normal' -José Luis Álvarez.
Ya en la habitación recuerda esa entrevista con la mayor naturalidad. "Su grandeza era su sencillez. Éramos seis amigos hablando. No había drogas ni alcohol ni nada raro. Para mí fue como una reunión para hablar con ellos de lo que me gustaba: de música y rock & roll", asegura sobre la naturalidad del encuentro que vivió con los músicos en su suite del Hotel Fénix. ¿Pero no imponía estar a solas con los Beatles y ser el único periodista en conseguirlo? "No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí estar con ellos era algo normal", explica. "Recuerdo las bromas que me gastaron, como ponerme a cantar She loves you con mi inglés", cuenta entre risas.
Esa noche, los de Liverpool se quedaron en su habitación, pero su manager sí salió a vivir la noche madrileña. Fue al Bourbon Street, un club de jazz de moda en el que compartió conversación con Costa. "También estaba esa noche Ava Gardner, y en el concierto en Las Ventas. Comentamos la situación de España. Con los Beatles no pudimos hablar y me hubiera encantado porque yo adoraba a Lennon, pero no salieron ni un día. Les tenían encerrados y los grises tenían tomado el hotel para evitar problemas de orden público".
El concierto llegó el 2 de julio. Torrebruno les presentó ante una plaza de toros semivacía. Fuera, mucha más expectación, controles y detenciones de los grises. Dentro, el setlist incluyó 12 canciones. Abrieron con Twist and shout y acabaron con Long Tall Sally. No hubo bises. Había casi más grises que espectadores. Edgar Neville escribió en su crónica: "Había tantos policías que con uno más se podía tomar Gibraltar". Y tampoco sonó bien.
"Eran como una orquesta de una fiesta mayor", recuerda Biarnés. "No sonaron demasiado bien y estaban todas las luces encendidas, no sólo las del escenario, por miedo a desmadres. La verdad es que para rodar nos vino muy bien. Lo que sí éramos conscientes es de que estábamos viviendo algo importante. Hace 50 años ya eran la hostia. Pero fue mejor el concierto de Barcelona. Ellos se desilusionaron en Madrid", añade Costa. De hecho, Paul McCartney así lo dijo años después en una rueda de prensa, como recoge su documental. "Lo que recuerdo es que los fans de verdad, que eran los que no tenían dinero, estaban fuera de la plaza de toros y la gente de dentro eran los ricos. Así que no disfrutamos mucho del concierto, hubiéramos preferido tocar para los de fuera", aseguró.
A partir de aquí Juana Biarnés tiene un hueco destacado en esta historia. Como dice entre risas, es la anécdota de su carrera. "Lo recuerdo especialmente entre todos los trabajos que he hecho doblemente, por ellos y porque yo estaba apuntando y era una forma de demostrar que podía hacer algo importante. Ya se hablaba entonces de exclusivas mundiales y a mí eso me sonaba maravillosamente (risas) y más que la tuviera mi periódico".
El día 3 de julio los Beatles salieron hacia Barcelona y Juana, que quería conseguir su ansiada foto, consiguió un billete en el avión. "Se ha dicho que me colé y periodísticamente queda muy bien, pero no fue así. Conseguí un billete gracias al relaciones públicas de Iberia porque iban en un vuelo regular, aunque tenían medio avión para ellos. Quería hacerles fotos en el avión porque en esa condición, quizás un poco acomplejada de darme poco crédito como mujer fotógrafo, me provocaba demostrar más. Me fui a los lavabos y les hice varias fotos desde allí hasta que me descubrieron. Vinieron los guardaespaldas, pero no esperaban encontrarse con una mujer. Pensaban que era una fan", rememora.
Ya en Barcelona, hizo las fotos de la bajada con la montera y demás, "pero quería ir más lejos". Así que se plantó en el Hotel Avenida Palace de Barcelona, subió por el montacargas para evitar la seguridad y tocó la puerta de la suite (habitaciones 109 y 111). "Me abrió Ringo y me dijo: You?! Seguía pensando que era otra fan enloquecida española. Le dije que quería hacer una foto más, habló con los demás y accedieron. Me pasé toda la tarde en su habitación hasta que se fueron al concierto", cuenta.
Fueron tres horas en las que tiró más de 30 fotos sin flash -"para no ser sospechosa"-, en las que los cuatro le preguntaron dónde se hacían las mejores guitarras españolas, por la gastronomía, el flamenco y cómo se bailaba. "Me dije que tenía que echarle valor y, sin tener ni idea, me puse a hacer palmas y bailar sevillanas, pero me escucharon encantados. Así pasamos la tarde. Fueron encantadores. Sentí que había un clima muy bonito y de compañerismo entre ellos, muy fresco, nada que ver con lo que se ha leído más tarde. Las horas que pasé con ellos vi a cuatro chicos maravillosos que se entendían y lo pasaban bien juntos". ¿Y ella que sentía? "Sentía que el corazón me latía más deprisa. Estaba todo el rato esperando el momento en el que me iban a decir que me fuera. Tenía ese suspense dentro de mí".
"El final no feliz de esta aventura gráfica -prosigue- es que no me quedo al concierto para ir a revelar las fotografías y cuando llego al periódico con 25 fotos, me dice el redactor jefe que no iban a publicar nada más de los Beatles. Yo les decía que traía una exclusiva mundial pero el mandato del régimen caló y todo el mundo lo acató. Así que me encuentro con esta exclusiva y cuando me dijeron eso...". La solución fue publicarlas en la revista Ondas, gracias a su marido que trabaja en la sección de internacional de la cadena Ser. "Publicaron dos o tres páginas y luego las copió todo el mundo. Es un reportaje que me han fusilado y robado descaradamente, y por el que nunca he cobrado. Es lo que pasaba entonces". Además, añade, de esos negativos que ha ido dejando sólo le quedan 12 o 15. "Fui demasiado buena. Me los pedían, los dejé y se me han perdido, aunque la palabra exacta es que me los han robado".
Quien sí estuvo en la Monumental rodando el concierto fue Pedro Costa y su compañero Francisco Betriu. Barcelona fue el éxito de la visita de los Beatles a España. Había lleno en la plaza. Las canciones que tocaron fueron las mismas. El sonido fue mejor. Y antes del concierto consiguieron grabar en los pasillos de la plaza a los cuatro beatles bromeando con los grises -hay fotos de ellos con tricornios puestos- y a Lennon buscando el baño de caballeros. Las 10 bobinas grabaron del 1 al 3 de julio, tras rechazar Manuel García Viñolas, el director del NoDo, su documental sobre el impacto de los Beatles en la España de 1965, cogieron polvo durante 30 años en los archivos hasta que dos investigadores, Magí Crussells y Alex Iranzo, dieron con ellas preparando su tesis y el libro The Beatles, una filmografía musical. De este modo, y con la autorización del por entonces director de TVE Ramón Colom, en los noventa se pusieron a hacer ¡Que vienen los Beatles! con ese material inédito que se pudo ver 30 años después y demostrar que John, Paul, George y Ringo pasaron por España con cero pena y mucha gloria. www.elconfidencial.com
Medio siglo después de esta mítica visita, Pedro Costa, Juana Biarnés y José Luis Álvarez recuerdan cómo fueron estos tres días de beatlemanía. El primero les siguió grabando en cine sus pasos por España para hacer un documental para el NoDo que nunca se pudo ver. Lo único que pasó el filtró del régimen fueron los escasos dos minutos de la noticia del 16 de julio mil veces repetida en este tiempo. Sus imágenes inéditas salieron a la luz en el documental ¡Que vienen los Beatles! en 1995, que esta semana se podrá ver en la Filmoteca de Madrid. Juana Biarnés era la única mujer fotoperiodista de España. Fue a cubrir la rueda de prensa de John, Paul, Ringo y George pero no encontró LA foto y les siguió hasta la habitación de su hotel en Barcelona para conseguirla. Álvarez cubrió la información para su revista, Fonorama. Conocía a Brian Epstein, el manager de The Beatles, y fue el único que les entrevistó en su habitación del Hotel Fénix madrileño. El jueves publica en vinilo y CD un disco con una grabación inédita del concierto de Las Ventas que, asegura, registró allí mismo con un magnetofón colocado bajo el escenario. Ellos sí estuvieron con los Beatles.
"Traer a los Beatles a España fue un forcejeo tremendo con la dictadura. No querían que vinieran de ninguna forma. Todas las noticias que salían de ellos en España eran negativas, que si decían que eran más importantes que Dios, que representaban a una juventud sin valores... Francisco Bermúdez, que era uno de los mejores agentes artísticos de la época, consiguió el contrato pero el permiso del ministro de Gobernación, Camilo Alonso Vega -más conocido como don Camulo-, no llegaba. Fue el gobernador de Barcelona el que le convenció diciéndole que Isabel II les acaba de condecorar... [Caballeros de la Orden del Imperio Británico] y vio que era mejor que actuaran a que se publicara que España prohibía a los Beatles", recuerda Costa.
Rueda de prensa en Madrid |
Los Beatles llegaron al aeropuerto de Barajas el 1 de julio. Había fans esperándoles pero les llevaron por otros pasillos y salidas para evitar esas escenas de histeria y gritos que llegaban del exterior. Fueron directos a las habitaciones 111 y 112 del Hotel Fénix de Madrid, donde por la tarde tuvo lugar una rueda de prensa a la que sólo podían asistir periodistas con carné del régimen. "Lo de la rueda de prensa fue penoso. El único periodista musical era José Luis Álvarez, el resto eran reporteros que les preguntaban si se iban a cortar el pelo y lo tenían asegurado, qué pensaban de El Cordobés y cosas así. Yo pensaba que estábamos dando una imagen penosísima entre eso y las hermanas Hurtado vestidas de flamencas con las botas de jerez que Miguel Primo de Rivera y Urquijo, que era alcalde de Jerez, llevó", rememora Costa.
La única fotógrafa de esa rueda de prensa fue Juana Biarnés. Iba con Jesús Hermida. "Fueron súper amables. Han pasado 50 años y después de esos conciertos fueron creciendo y adquirieron mucha más importancia, pero en aquel momento todavía eran unos chicos sencillos", explica. "Hicimos las fotos y cuando terminó la rueda de prensa, sentí que no tenía la foto. Mi padre, que fue mi maestro, me había inculcado que cuando se hacía un reportaje tenía que estar LA foto que se diferencia de los demás y explica el hecho, y no la tenía. No me quedé contenta. Aunque ya llevaba tres años en Pueblo, no dejaba de ser la mujer y yo misma me proponía demostrar que podía hacer lo mismo o mejor que los hombres. Así que fue cuando intenté hacer algo diferente".
Pero antes, José Luis Álvarez pudo subir a su habitación para entrevistarles. Fue la única entrevista que dieron en España y la consiguió porque conocía a Epstein de Sevilla. En ese encuentro previo, recuerda, "me preguntaba insistentemente que si venían a España iban a triunfar. Yo le decía que por supuesto. Su duda era que mientras en el resto del mundo vendían miles de discos, en España sólo 3.500 y él, que era un nombre de cálculos, no veía que fuera rentable. Le expliqué que en España había censados 1.500 tocadiscos, por lo que había 2.000 personas que habían comprado un disco sin poder escucharlo y que todos les oían en los guateques los fines de semana". "Que vinieran los Beatles fue un regalo de Epstein a España porque era un país al que le tenía mucho cariño", dice.
'No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí charlar con ellos era algo normal' -José Luis Álvarez.
Ya en la habitación recuerda esa entrevista con la mayor naturalidad. "Su grandeza era su sencillez. Éramos seis amigos hablando. No había drogas ni alcohol ni nada raro. Para mí fue como una reunión para hablar con ellos de lo que me gustaba: de música y rock & roll", asegura sobre la naturalidad del encuentro que vivió con los músicos en su suite del Hotel Fénix. ¿Pero no imponía estar a solas con los Beatles y ser el único periodista en conseguirlo? "No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí estar con ellos era algo normal", explica. "Recuerdo las bromas que me gastaron, como ponerme a cantar She loves you con mi inglés", cuenta entre risas.
Esa noche, los de Liverpool se quedaron en su habitación, pero su manager sí salió a vivir la noche madrileña. Fue al Bourbon Street, un club de jazz de moda en el que compartió conversación con Costa. "También estaba esa noche Ava Gardner, y en el concierto en Las Ventas. Comentamos la situación de España. Con los Beatles no pudimos hablar y me hubiera encantado porque yo adoraba a Lennon, pero no salieron ni un día. Les tenían encerrados y los grises tenían tomado el hotel para evitar problemas de orden público".
El concierto llegó el 2 de julio. Torrebruno les presentó ante una plaza de toros semivacía. Fuera, mucha más expectación, controles y detenciones de los grises. Dentro, el setlist incluyó 12 canciones. Abrieron con Twist and shout y acabaron con Long Tall Sally. No hubo bises. Había casi más grises que espectadores. Edgar Neville escribió en su crónica: "Había tantos policías que con uno más se podía tomar Gibraltar". Y tampoco sonó bien.
En la habitación de los Beatles (Juana Biarnés) |
A partir de aquí Juana Biarnés tiene un hueco destacado en esta historia. Como dice entre risas, es la anécdota de su carrera. "Lo recuerdo especialmente entre todos los trabajos que he hecho doblemente, por ellos y porque yo estaba apuntando y era una forma de demostrar que podía hacer algo importante. Ya se hablaba entonces de exclusivas mundiales y a mí eso me sonaba maravillosamente (risas) y más que la tuviera mi periódico".
El día 3 de julio los Beatles salieron hacia Barcelona y Juana, que quería conseguir su ansiada foto, consiguió un billete en el avión. "Se ha dicho que me colé y periodísticamente queda muy bien, pero no fue así. Conseguí un billete gracias al relaciones públicas de Iberia porque iban en un vuelo regular, aunque tenían medio avión para ellos. Quería hacerles fotos en el avión porque en esa condición, quizás un poco acomplejada de darme poco crédito como mujer fotógrafo, me provocaba demostrar más. Me fui a los lavabos y les hice varias fotos desde allí hasta que me descubrieron. Vinieron los guardaespaldas, pero no esperaban encontrarse con una mujer. Pensaban que era una fan", rememora.
Paul McCartney en el hotel de Barcelona, imagen incluida dentro del libro PhotoBolsillo de La Fábrica (Juana Biarnés) |
Fueron tres horas en las que tiró más de 30 fotos sin flash -"para no ser sospechosa"-, en las que los cuatro le preguntaron dónde se hacían las mejores guitarras españolas, por la gastronomía, el flamenco y cómo se bailaba. "Me dije que tenía que echarle valor y, sin tener ni idea, me puse a hacer palmas y bailar sevillanas, pero me escucharon encantados. Así pasamos la tarde. Fueron encantadores. Sentí que había un clima muy bonito y de compañerismo entre ellos, muy fresco, nada que ver con lo que se ha leído más tarde. Las horas que pasé con ellos vi a cuatro chicos maravillosos que se entendían y lo pasaban bien juntos". ¿Y ella que sentía? "Sentía que el corazón me latía más deprisa. Estaba todo el rato esperando el momento en el que me iban a decir que me fuera. Tenía ese suspense dentro de mí".
"El final no feliz de esta aventura gráfica -prosigue- es que no me quedo al concierto para ir a revelar las fotografías y cuando llego al periódico con 25 fotos, me dice el redactor jefe que no iban a publicar nada más de los Beatles. Yo les decía que traía una exclusiva mundial pero el mandato del régimen caló y todo el mundo lo acató. Así que me encuentro con esta exclusiva y cuando me dijeron eso...". La solución fue publicarlas en la revista Ondas, gracias a su marido que trabaja en la sección de internacional de la cadena Ser. "Publicaron dos o tres páginas y luego las copió todo el mundo. Es un reportaje que me han fusilado y robado descaradamente, y por el que nunca he cobrado. Es lo que pasaba entonces". Además, añade, de esos negativos que ha ido dejando sólo le quedan 12 o 15. "Fui demasiado buena. Me los pedían, los dejé y se me han perdido, aunque la palabra exacta es que me los han robado".
Los Beatles, tras firmar unos barriles de fino después de la rueda de prensa de Madrid (Efe/Olegario Pérez) |
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