La modorra y la rutina de los operadores financieros, empleados administrativos y los sastres de Saville Road (muy cerca del Piccadilly Circus, en Londres), fueron abruptamente sacudidas el frío mediodía del 30 de enero de 1969. La razón fue un estruendo que hizo salir a casi todos y mirar hacia arriba o por sus ventanas. Los Beatles estaban dando lo que sería su última actuación en vivo, sin anunciarse, en la terraza del edificio de su empresa Apple, hoy conocido como el famoso “Concierto de la azotea”.
Lo que terminó siendo un acontecimiento histórico, un verdadero happening enteramente original y sin antecedente alguno, fue producto de la casualidad y el apuro. El 2 de enero de ese año (a un mes y medio de la salida del White Album), se juntaron a instancias de Paul en los estudios Twickenham para comenzar un nuevo proyecto: filmar el proceso creativo de un nuevo álbum y culminar con una actuación en vivo.
Get Back era el nombre original, y reflejaba la intención del grupo de volver a las fuentes y alejarse de la tecnología y los trucos de grabación que habían cambiado el curso de la música de los años de 1960. Desde el comienzo, todo fue desastroso. John estaba más obsesionado que nunca con Yoko, que no se despegaba de su lado. George había estado con Dylan en el mes anterior en los Estados Unidos, y las tensiones con los dos primeros eran cada vez mayores. Ringo estaba cansado, y con la cabeza puesta en la película que comenzaría a filmar en febrero con Peter Sellers (The Magic Christian). Sólo Paul, el Beatle eterno, fue el que impulsó a todos a volver a juntarse, en horarios a los que no estaban acostumbrados (los Beatles grababan por esas épocas por la noche, hasta la madrugada), y constituyéndose en un líder de facto del grupo, lo que acabó por hartar a todos.
A los 10 días, George se marchó furioso, cansado de Paul y luego de una pelea con Lennon. El grupo retomó los ensayos el 21 en el sótano de Apple, con Billy Preston en los teclados (traído por Harrison). Todo lo que hicieron fue filmado y grabado, quedando cientos de cintas de música e imágenes.
Luego de varias ideas infructuosas para el concierto final de la película (un anfiteatro en Túnez, un club de Hamburgo, el Rondhouse de Londres, un transatlántico, un desierto), e inminente el fin de enero, alguien sugirió hacerlo en la terraza de Apple. Aunque George no quería (y tal vez por eso no se tocó ninguna canción suya), finalmente cedió y los cuatro Beatles, por última vez, tocaron juntos en vivo. Y al mediodía, como lo hacían en los viejos conciertos lunch time del Cavern.
Vivo recuerdo. Los pocos que estuvieron lo recuerdan vivamente. Ken Mansfield, jefe de Apple en los Estados Unidos, estuvo sentado en la terraza junto a Yoko y Maureen (la esposa de Ringo), todos muertos de frío, y lo señala como “el evento de su vida” junto a los Beatles. Y agregó: “Si quieren ver lo buenos que eran los Beatles como una pequeña unidad, como una banda de rock & roll, sólo escuchen las grabaciones en vivo”.
Tanto en el filme Let It Be, como en Anthology, se muestra desde las varias cámaras que lo registraron la sorpresa e incredulidad de la gente; los empleados de oficina desde sus ventanas; otros subiendo por las escaleras de incendio a las terrazas (incluso un señor muy mayor, con su pipa, su sombrero y su elegante sobretodo inglés); y el pequeño caos de tránsito causado en las calles, con transeúntes incrédulos mirando hacia el cielo, y escuchando la música de Los Beatles.
Pese a todos sus problemas personales y de negocios, el concierto fue de gran calidad y los cuatro (con Preston) lo pasaron estupendamente, transmitiendo a todos los testigos del hecho su magia, carisma y calidad musical. Lennon incluso equivocó la letra de Don’t Let Me Down, pero salió airoso, mirando con complicidad a Paul.
George hizo uno de sus mejores solos en One After 909. Ringo tocó la batería dando fuerzas a los demás, pese al frío. Y el bajo de Paul parecía ser parte de su cuerpo. Como diría Ringo un tiempo después, “salió bien porque éramos una buena banda”.
42 minutos. Fueron sólo 42 minutos de puro rock, cortados por la policía que (luego de una llamada de alguien molesto por el ruido) llegó a Apple y ordenó que todo acabara. Los Beatles primero se negaron, pero luego de cantar nuevamente Get Back (Paul incluso le cambió la letra, señalando que estaban por arrestarlos) dejaron por última vez sus instrumentos y John saludó a todos diciendo, para las carcajadas de todos, “quisiera decirles gracias en nombre del grupo, y espero que hayamos pasado la audición”. -Alejandro Ossola. | www.lavoz.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario