Medio siglo después de esta mítica visita, Pedro Costa, Juana Biarnés y José Luis Álvarez recuerdan cómo fueron estos tres días de beatlemanía. El primero les siguió grabando en cine sus pasos por España para hacer un documental para el NoDo que nunca se pudo ver. Lo único que pasó el filtró del régimen fueron los escasos dos minutos de la noticia del 16 de julio mil veces repetida en este tiempo. Sus imágenes inéditas salieron a la luz en el documental ¡Que vienen los Beatles! en 1995, que esta semana se podrá ver en la Filmoteca de Madrid. Juana Biarnés era la única mujer fotoperiodista de España. Fue a cubrir la rueda de prensa de John, Paul, Ringo y George pero no encontró LA foto y les siguió hasta la habitación de su hotel en Barcelona para conseguirla. Álvarez cubrió la información para su revista, Fonorama. Conocía a Brian Epstein, el manager de The Beatles, y fue el único que les entrevistó en su habitación del Hotel Fénix madrileño. El jueves publica en vinilo y CD un disco con una grabación inédita del concierto de Las Ventas que, asegura, registró allí mismo con un magnetofón colocado bajo el escenario. Ellos sí estuvieron con los Beatles.
"Traer a los Beatles a España fue un forcejeo tremendo con la dictadura. No querían que vinieran de ninguna forma. Todas las noticias que salían de ellos en España eran negativas, que si decían que eran más importantes que Dios, que representaban a una juventud sin valores... Francisco Bermúdez, que era uno de los mejores agentes artísticos de la época, consiguió el contrato pero el permiso del ministro de Gobernación, Camilo Alonso Vega -más conocido como don Camulo-, no llegaba. Fue el gobernador de Barcelona el que le convenció diciéndole que Isabel II les acaba de condecorar... [Caballeros de la Orden del Imperio Británico] y vio que era mejor que actuaran a que se publicara que España prohibía a los Beatles", recuerda Costa.
Rueda de prensa en Madrid |
Los Beatles llegaron al aeropuerto de Barajas el 1 de julio. Había fans esperándoles pero les llevaron por otros pasillos y salidas para evitar esas escenas de histeria y gritos que llegaban del exterior. Fueron directos a las habitaciones 111 y 112 del Hotel Fénix de Madrid, donde por la tarde tuvo lugar una rueda de prensa a la que sólo podían asistir periodistas con carné del régimen. "Lo de la rueda de prensa fue penoso. El único periodista musical era José Luis Álvarez, el resto eran reporteros que les preguntaban si se iban a cortar el pelo y lo tenían asegurado, qué pensaban de El Cordobés y cosas así. Yo pensaba que estábamos dando una imagen penosísima entre eso y las hermanas Hurtado vestidas de flamencas con las botas de jerez que Miguel Primo de Rivera y Urquijo, que era alcalde de Jerez, llevó", rememora Costa.
La única fotógrafa de esa rueda de prensa fue Juana Biarnés. Iba con Jesús Hermida. "Fueron súper amables. Han pasado 50 años y después de esos conciertos fueron creciendo y adquirieron mucha más importancia, pero en aquel momento todavía eran unos chicos sencillos", explica. "Hicimos las fotos y cuando terminó la rueda de prensa, sentí que no tenía la foto. Mi padre, que fue mi maestro, me había inculcado que cuando se hacía un reportaje tenía que estar LA foto que se diferencia de los demás y explica el hecho, y no la tenía. No me quedé contenta. Aunque ya llevaba tres años en Pueblo, no dejaba de ser la mujer y yo misma me proponía demostrar que podía hacer lo mismo o mejor que los hombres. Así que fue cuando intenté hacer algo diferente".
Pero antes, José Luis Álvarez pudo subir a su habitación para entrevistarles. Fue la única entrevista que dieron en España y la consiguió porque conocía a Epstein de Sevilla. En ese encuentro previo, recuerda, "me preguntaba insistentemente que si venían a España iban a triunfar. Yo le decía que por supuesto. Su duda era que mientras en el resto del mundo vendían miles de discos, en España sólo 3.500 y él, que era un nombre de cálculos, no veía que fuera rentable. Le expliqué que en España había censados 1.500 tocadiscos, por lo que había 2.000 personas que habían comprado un disco sin poder escucharlo y que todos les oían en los guateques los fines de semana". "Que vinieran los Beatles fue un regalo de Epstein a España porque era un país al que le tenía mucho cariño", dice.
'No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí charlar con ellos era algo normal' -José Luis Álvarez.
Ya en la habitación recuerda esa entrevista con la mayor naturalidad. "Su grandeza era su sencillez. Éramos seis amigos hablando. No había drogas ni alcohol ni nada raro. Para mí fue como una reunión para hablar con ellos de lo que me gustaba: de música y rock & roll", asegura sobre la naturalidad del encuentro que vivió con los músicos en su suite del Hotel Fénix. ¿Pero no imponía estar a solas con los Beatles y ser el único periodista en conseguirlo? "No soy un mitómano. Mis únicos mitos son Jesucristo y Franco. Para mí estar con ellos era algo normal", explica. "Recuerdo las bromas que me gastaron, como ponerme a cantar She loves you con mi inglés", cuenta entre risas.
Esa noche, los de Liverpool se quedaron en su habitación, pero su manager sí salió a vivir la noche madrileña. Fue al Bourbon Street, un club de jazz de moda en el que compartió conversación con Costa. "También estaba esa noche Ava Gardner, y en el concierto en Las Ventas. Comentamos la situación de España. Con los Beatles no pudimos hablar y me hubiera encantado porque yo adoraba a Lennon, pero no salieron ni un día. Les tenían encerrados y los grises tenían tomado el hotel para evitar problemas de orden público".
El concierto llegó el 2 de julio. Torrebruno les presentó ante una plaza de toros semivacía. Fuera, mucha más expectación, controles y detenciones de los grises. Dentro, el setlist incluyó 12 canciones. Abrieron con Twist and shout y acabaron con Long Tall Sally. No hubo bises. Había casi más grises que espectadores. Edgar Neville escribió en su crónica: "Había tantos policías que con uno más se podía tomar Gibraltar". Y tampoco sonó bien.
En la habitación de los Beatles (Juana Biarnés) |
A partir de aquí Juana Biarnés tiene un hueco destacado en esta historia. Como dice entre risas, es la anécdota de su carrera. "Lo recuerdo especialmente entre todos los trabajos que he hecho doblemente, por ellos y porque yo estaba apuntando y era una forma de demostrar que podía hacer algo importante. Ya se hablaba entonces de exclusivas mundiales y a mí eso me sonaba maravillosamente (risas) y más que la tuviera mi periódico".
El día 3 de julio los Beatles salieron hacia Barcelona y Juana, que quería conseguir su ansiada foto, consiguió un billete en el avión. "Se ha dicho que me colé y periodísticamente queda muy bien, pero no fue así. Conseguí un billete gracias al relaciones públicas de Iberia porque iban en un vuelo regular, aunque tenían medio avión para ellos. Quería hacerles fotos en el avión porque en esa condición, quizás un poco acomplejada de darme poco crédito como mujer fotógrafo, me provocaba demostrar más. Me fui a los lavabos y les hice varias fotos desde allí hasta que me descubrieron. Vinieron los guardaespaldas, pero no esperaban encontrarse con una mujer. Pensaban que era una fan", rememora.
Paul McCartney en el hotel de Barcelona, imagen incluida dentro del libro PhotoBolsillo de La Fábrica (Juana Biarnés) |
Fueron tres horas en las que tiró más de 30 fotos sin flash -"para no ser sospechosa"-, en las que los cuatro le preguntaron dónde se hacían las mejores guitarras españolas, por la gastronomía, el flamenco y cómo se bailaba. "Me dije que tenía que echarle valor y, sin tener ni idea, me puse a hacer palmas y bailar sevillanas, pero me escucharon encantados. Así pasamos la tarde. Fueron encantadores. Sentí que había un clima muy bonito y de compañerismo entre ellos, muy fresco, nada que ver con lo que se ha leído más tarde. Las horas que pasé con ellos vi a cuatro chicos maravillosos que se entendían y lo pasaban bien juntos". ¿Y ella que sentía? "Sentía que el corazón me latía más deprisa. Estaba todo el rato esperando el momento en el que me iban a decir que me fuera. Tenía ese suspense dentro de mí".
"El final no feliz de esta aventura gráfica -prosigue- es que no me quedo al concierto para ir a revelar las fotografías y cuando llego al periódico con 25 fotos, me dice el redactor jefe que no iban a publicar nada más de los Beatles. Yo les decía que traía una exclusiva mundial pero el mandato del régimen caló y todo el mundo lo acató. Así que me encuentro con esta exclusiva y cuando me dijeron eso...". La solución fue publicarlas en la revista Ondas, gracias a su marido que trabaja en la sección de internacional de la cadena Ser. "Publicaron dos o tres páginas y luego las copió todo el mundo. Es un reportaje que me han fusilado y robado descaradamente, y por el que nunca he cobrado. Es lo que pasaba entonces". Además, añade, de esos negativos que ha ido dejando sólo le quedan 12 o 15. "Fui demasiado buena. Me los pedían, los dejé y se me han perdido, aunque la palabra exacta es que me los han robado".
Los Beatles, tras firmar unos barriles de fino después de la rueda de prensa de Madrid (Efe/Olegario Pérez) |
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