Sólo hizo seis fotos y la quinta fue la buena. Iain MacMillan (1938-2006) tenía que subirse a una escalera y fotografiar desde arriba a cuatro hombres cruzando el paso de cebra de Abbey Road por el que no paraban de circular coches y autobuses.
Tres llevaban trajes del diseñador Tommy Nutter, célebre por reinventar el traje estilo Savile Row. Les sentaban bien. Sobre todo al de blanco. Era mucho llamarse Lennon y no dar la nota. El otro que destacaba iba cien por cien jean. Muy hippie y con la cabeza en la India. Al más guapín le obligaron a quitarse las sandalias con las que compareció a la sesión. Sale descalzo. Ringo, como siempre, hace de Ringo.
La foto es mucha foto. Miles de turistas intentan reproducirla cada año. El paso de cebra de Abbey Road aparece en todas las guías turísticas de Londres.
A diario lo cruzan pandillas de japoneses, familias con niños brincando, gente haciendo el pino, novios con trajes de boda, madrileños con la camiseta de Cristiano Ronaldo... En la página web de los estudios de Abbey Road, donde los Beatles grababan, han puesto una webcam que permite asistir a la vida diaria de la intersección.
El viernes ocho de agosto de 1969 era solamente el escenario de una foto. Iba a ser la cubierta del último disco de los Beatles, grabado entre febrero y agosto y publicado en septiembre de ese año. La última canción se titulaba The End y así era.
Las Snap Galleries de Londres, especializadas en fotografía musical, exponen Beatles and Bystanders: the Unknowns at Abbey Road (Beatles y transeúntes: los desconocidos de Abbey Road). La exposición es un viaje al interior de la portada mágica y descubre todos los detalles, por mínimos que parezcan, de los habitantes de esas seis fotografías.
La historia de Paul Cole es una de ellas. En la foto elegida para el álbum, en la acera derecha, es el hombre que mira curioso la escena. Cole, que murió en 2008, era un turista estadounidense que esperaba a su mujer dando una vuelta.
“Ya he visto suficientes museos por hoy. Yo me quedo por aquí para ver lo que se cuece por la calle”, le dijo a la parienta. Mientras hablaba con un policía sobre los pormenores de la ciudad, vio “a esos tipos cruzar la calle en fila como unos patos. Pensé que eran una panda de chiflados, porque tenían un aspecto bastante radical. Uno no podía ir así, descalzo por Londres".
La chica del top violeta, la furgoneta de reparto, los pasajeros del bus... Entre los objetos que por casualidad también se hicieron inolvidables está el quinto beatle: un Volkswagen escarabajo (beetle) que pertenecía a un residente de la calle y que desató conspiranoias sólo con la matrícula: LMW 281F.
Los amigos de los rumores decían que Paul había fallecido y que lo sustituía un actor. Fabulaban que andaba descalzo en la foto como símbolo de su muerte y que la matrícula escondía un mensaje.
Las tres letras iniciales eran las siglas de Linda McCartney Widow (Linda McCartney viuda). 281F se tenía que entender como 28 if... (28 si...), e indicaba los años que el beatle tendría si (if) no hubiera muerto. Al coche le robaron la matrícula varias veces tras editarse el disco y el dueño lo malvendió por 2.530 libras en una subasta.
Dos mujeres hablando, la chica del top violeta, la furgoneta de reparto tras la que se ve un brazo, los pasajeros del bus 159... La muestra amplía a los personajes de las seis fotografías de Iain MacMillan, con la esperanza de que si alguno de estos personajes se reconoce ahora, se identifique como lo hizo Paul Cole, que, por cierto, compró Abbey Road pero nunca lo escuchó. www.20minutos.es
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